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Habiendo estado en la tumba rusa por más de trescientos años, la Iglesia Ucraniana surgió en los años veinte bajo el liderazgo del Metropolita Vasyl Lypkivsky reuniendo a millones de sus hijos para ser salvados. Pero el poder de la bestia roja se rebeló y mató al clero que era el oro espiritual de la nación, y transfirió el derecho sobre las almas de Ucrania al clero pro-Moscú, porque confiaban en él y lo tenían como propio.
Durante esta terrible época, millones de almas pudieron haber muerto en el mundo por el sistema ateo de maldad, pero gracias a los fidelísimos servicios divinos de la IOUA, las almas fueron salvadas para la vida eterna con Dios, sin miedo de sufrir espantosos tormentos al defender el nombre de la Iglesia de Cristo de Ucrania.
En los años cuarenta, con la bendición del Metropolita Dionisiy Valedynsky, la IOUA surgió por segunda vez; y teniendo autonomía legal y consagraciones canónicas, empezó con una gran y real ansia de servir a su pueblo en los difíciles tiempos de la esclavitud de Ucrania bajo la bestia café del fascismo (que vino a sustituir el comunismo). Durante estos tiempos, la Iglesia Ucraniana estuvo compitiendo con la Iglesia Rusa extranjera bajo la presión del poder de la bestia, pero tuvo cuidado de salvar las almas de los niños ucranianos y, con la bendición de Dios y amor materno, difundió las enseñanzas divinas por toda Ucrania, fortaleciendo cada alma para que a Satanás no le fuera dada alguna. Como enseña Dios: “No teman a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno”. Entre 1943 y 1944, la bestia roja ganó Ucrania de nuevo y, con toda crueldad, empezó a matar creyentes y a los clérigos de la IOUA, cobijando solamente a los que aceptaron mantener comunión con la Iglesia Rusa, pero la cantidad no fue considerable. La mayoría, como 99 por ciento, se convirtió en mártir de su patria, por la libertad espiritual de Ucrania.
El tercer renacimiento de la IOUA comenzó a finales de los años ochenta y principios de los noventa, con el Metropolita Ioann Bondarchuk, un año antes de la declaración de la independencia de Ucrania. Nuevamente hubo dificultades para despertar al pueblo de la dureza espiritual en muerte, pero la Iglesia estaba emocionada en el espíritu del primer renacimiento, con fe en brillantes ideales (útiles para que Ucrania salve almas), y trabajó con todo esfuerzo. Todo iba bien, hasta que su enemigo Filaret fue tomado, y peleó contar ella. “No hubo, no hay, no habrá Iglesia Ucraniana”, dijo. Después, Satanás le ayudó a entrar en nuestra Iglesia y destruyó su vivificante espíritu, a través de su mentalidad envenenada. Uniéndose a la IOUA, con sus negras intrigas, Filaret se llevó todo de ella y expulsó a los clérigos honorables. Pero no está en los planes de Dios que Su Iglesia, protectora de la salvación a las almas, desparezca de Ucrania. Es por esto que Dios bendijo el regreso de Vladika Moisés, Metropolita de la IOUA del segundo renacimiento de consagraciones episcopales canónicas de Ucrania, con estatus legal de autocefalía en el Tomo de 1924 (emitido por Su Toda-Santidad Patriarca Gregorious VII) y nativo por el espíritu de la IOUA del primer renacimiento, para salvar almas y unificarlas voluntariamente en una Iglesia Unida (Soborna) de Ucrania que nadie dividirá ni separará.
Es por ello que la actual Iglesia de Dios surge de la tumba de la Iglesia de Moscú de tradiciones muertas, y abre sus ojos y ve grandes cambios en el mundo. Primero, felizmente vio que el pueblo ucraniano estuvo y permaneció en su tierra preeterna. Paralelamente, vio que la mala fortuna dispersó a nuestro pueblo nativo alrededor del mundo. Por lo tanto, el pueblo de Ucrania casi se convierte en la nación de toda-unión. La Iglesia restaurada a la vida, debe ser así para su pueblo. Debe traer satisfacción, crear la vida nativa para los hijos de su madre –Ucrania–, dispersos por el mundo..
La restaurada Iglesia de Ucrania vio los más grandes cambios en el estatus de la Iglesia en todo el mundo. Vio que bajo las nuevas circunstancias de la vida del mundo, la Iglesia no debe ser el estado, ni gobernada por el estado, sino que debe estar separada del estado; debe ocupar tal terreno que no le debe ser quitado por otra organización. La Iglesia de Cristo debe rememorar ahora los mandamientos de Cristo y volverse hacia Él, llegar a ser el Reino Celestial en la tierra con su Celestial Padre, y no el Reino de este mundo cuyo príncipe es Satanás. Por lo tanto, la Iglesia Ucraniana debe ser el reino de la felicidad celestial en su tierra nativa, para su pueblo nativo.
Pero la principal libertad y el resurgimiento de cualquier Iglesia bajo los cambios del nuevo mundo, debe darse mediante la liberación de las viejas formas muertas de la vida de la iglesia que, a través de la organización del estado por zares y la esclavitud ante este mundo de líderes de la iglesia de Rusia y otras iglesias del Este (y del Oeste), trajeron estancamiento y parálisis espiritual a toda la iglesia. Es por ello que la Iglesia Ucraniana, sobre las bases dogmáticas de la fe ortodoxa, debe estar en camino hacia la construcción de una nueva iglesia con la creencia en la fuerza eternamente vivificadora del Espíritu Santo y con el pensamiento de que los cánones (como dicen los propios canonistas) son un archivo útil para nuevas muestras creatividad, no colección de leyes para ser ejecutadas. Es necesario rechazar de este archivo lo que contradice las Sagradas Escrituras y que fue creado por influencia de emperadores y zares (por ejemplo, la inequidad de los estados en la Iglesia, la humillación de los creyentes y otros).
Por lo tanto, en el terreno de estos prerrequisitos, la Iglesia Ucraniana restaurada pone, como bases de su vida y creatividad:
1.libertad, autonomía, independencia de cualquier centro eclesiástico extranjero;
2.la unificación (conforme al modelo de Sobor) de las tradiciones de la iglesia; la hermandad y la igualdad de los creyentes en los asuntos de la vida de la iglesia;
3.completa indiferencia hacia la política, no interferencia en ningún asunto del estado, separación del Estado.
Toda la vida de la iglesia y su creatividad deben estar conducidos en una tierra nacional, y no puede ser en otra forma, porque la Iglesia es creada para la Iglesia Ucraniana para satisfacer todas sus ideas, conducir su vida, determinar condiciones extranjeras específicas, especialmente, libertad de creencia y entendimiento, no interferencia del estado en los asuntos de la Iglesia, libertad de prensa, palabra, reunión, en todo, y las condiciones que cualquier vida pública libre requiere. Y cuando la Iglesia Ucraniana sea restaurada a nueva vida, debe vivir y luchar por su vida, debe ganar condiciones favorables para esto, en nombre de la gloria de Dios y para salvar a las almas en Ucrania.
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