|
¡Gloria a Jesucristo!
Hoy hemos escuchado la Epístola del Apóstol Pablo (1Corintios., I:10-18), donde enseñaba que la comunidad no debe dividirse, la comunidad salvadora no debe dividirse. Incluso en los primeros días, días apostólicos,habían algunas divisiones en la comunidad, comenzaban seguir no a Jesús, sino a Sus Apóstoles y decir: yo soy de Pablo, yo de Pedro, yo de otro, yo de algún otro, y yo de Cristo. Pero esto no debe ser. Porque si estamos en el único espíritu, en el Espíritu Santo, entonces amamos el Señor y según la jerarquía obedecemos: los menores a los mayores, los mayores a los más mayores y así sucesivamente, y en general todos obedecemos a nuestro Señor y Salvador. Y Pablo dijo también otra cosa buena, si habéis prestado atención que "la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los salvos es poder de Dios". La doctrina de Jesucristo para la gente demoníaca no es seria, eincomprensible y absurda, "mi palabra no halla cabida en vosotros" (Juan, VIII:37). Para los muertos, es decir para los que no se salvan, para los demoníacos, ellos son muertos.Y para la gente de Dios Su doctrina es el poder.
Y cuando de verdad creemos en Dios, sentimos a Sus ángeles, sentimos a Su fuerza bendita, sentimos a Su amor tan grande que nos cocemos, nos fundimos en este amor. Nos fundimos, nos purificamos de cualquier mal, ofensas, miedo, de todo que molesta mucho a cada uno ser feliz en la tierra. Queremos que otra gente también comprenda como estar con Dios y que también sea feliz en la tierra tan rica que tiene, la más rica en Europa, pero vivmos aquí peor.
Y hoy hemos escuchado también en Mateo 14 (Mateo, XIV: 14-22), como Jesús alimentó a 5.000 personas con cinco panes y dos peces, sin contar las mujeres y los niños. Es evidente, que entonces contaban sólo los hombres, no contaban mujeres y niños. Y si añadir las mujeres y los niños, tal vez habrá unos 9 o 12 mil personas, las cuales Dios alimentaba con pequeños cinco panes y dos peces. Es decir, para los incrédulos, para los muertos, esto es una cosa absurda, pero para la gente de Dios es algo muy real, ya que esto manifiesta Su poder.
Usted puede analizar, se puede tratar de entrar en la esencia mística de estas cosas y entender cómo Dios podía alimentar. Dios puede todo, para volver la gente a la salvación, a el camino de la ilustración. Y, por supuesto, allí el Señor, viendo a estas personas, quería alimentarles con panes, para que siguieran a Él, a Su palabra espiritual. El Señor dijo: "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas"(Mateo, VI:33). Todos ellos buscaban, estas 5.000 personas, el reino de Dios, todos querían escuchar, no a los políticos, sino al Profeta, al Maestro de Dios que había venido de los Cielos. Todos ellos en aquel momento abrían sus corazones, seguían a Jesús para escuchar a Sus palabras, y nada más ellos querían escuchar.
Pero los apóstoles eran las personas más materialistas. Y vieron que era el tiempo de comer, porque sus estómagos ya ladraban. Y empiezan a decir de nombre de estas personas que Jesús les dejaban a ir en el pueblo cercano, para comprar alguna comida, comer y pasar la noche, donde podía uno: en el establo, o en algunos hoteles. Y el Señor dijo a ellos: "No hay necesidad de que se vayan; dadles vosotros de comer". Apóstoles se asustaron, le dijeron: "No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces". Y entonces el Señor hizo Su oración, siendo infinitamente rico en los Cielos. Estos panes y peces comenzaron a multiplicarse, y los Apóstoles los llevaban y daban a todos los que querían comer. Y todo el pueblo estaba satisfecho, después de comida se dejó casi 12 canastas de pan y tal vez algunos peces. Es decir, "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas".
Jesús no es un ilusionista para mostrarnos milagros por milagros. Como los hebreos le dijo: Bueno, muéstranos un milagro, muéstranos un milagro. A pesar de que habín escuchado cómo la gente hablaba que Jesús mostraba milagros. La gente lo dice con sinceridad, con seriedad, con entusiasmo, con el corazón alegre, pero no les creían. Puede ser que creían, pero estaban tan cegados por la ira que no querían creer en esto y aceptar esto. "Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás". (Mateo, XII:39) ¿Cómo la generación mala puede ver los señales? Nosotros, los que aman a Dios pueden ver un milagro. Dios estará con nosotros, porque es Su forma natural de comunicación. Imposible se hace posible: Él camina sobre el agua, Él hace enseña a Sus apóstoles, y ellos entonces creen aún más en Él. Muchos milagros mostró Él, incluso la resurrección de Lázaro. Sin embargo, la naturaleza humana se reveló y ellos negaron que conocían a Jesús cuando fue crucificado, cuando era calumniado ante todos. La gente olvidó lo que había hecho, que no sola alma, que estaba en la Tierra, lo hizo. Olvidaron todo lo que había hecho bien en sus vidas y huyeron, y tiemblaron por su pellejo, encerrandose en algún establo. Temblaban y decían: ¿por qué nos habíamos seguido a Él, por qué le seguimos, y por qué le seguimos? Es decir, el miedo realmente destruye la fe en las personas y extermina a ellos mismos.
Por eso, debemos tener mucho cuidado con todo el miedo que está en nosotros. Si vosotros sois es Dios, no podéis tener miedo. Si tenéis miedo, entonces sois del diablo. Y no tratad de asustarme de que alguien va en contra de nosotros. ¡Que vaya! Alrededor de nosotros hay tantos ángeles, tal Poder de Dios, que todo está ordenado de modo que es imposible imaginar. Si sois de Dios, no tenéis este miedo. Hay precaución, pero no el miedo que mata la fe en tí, que te disuade de la salvación.
Al ver al Dios vivo, los apóstoles se fueron de Él. Qué decir sobre los demás, los 70 apóstoles, que habían ido antes ya que querían comer pan de nuevo, que Él les alimentara con peces otra vez. Y Él dijo: "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero" (Juan, VI:54). Ellos no entendieron Sus palabras, le motejaron de caníbal: "Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?" (Juan, VI:60). Es decir, Cristo soportaba mucho, porque la ignorancia espiritual reinaba entonces en el mundo. Ella prevalece y hoy día, es aún mayor y más concentrado, hoy día el mundo está llegando a su fin.
Gracias Señor, por Tu amor, por Tu bien, por Tu bendición, te damos gracias que alimentas a nosotros , Tu gente, con el pan. Alimenta Señor, y a nosotros, y a nuestra Ucrania. Aquí vemos que la mitad de Ucrania está inundada. Sin embargo, Ucrania tiene el pan y las regiones centrales, y la región de Kyiv en la que rezamos especialmente tienen pan para alimentar a otras regiones. Todo va bien con tal de que no sea especulación en el gobierno y los malhechores no roben al puelo.Entonces el pueblo tendrá pan y será satisfecho.
Ayúdanos, Dios, para que este pueblo tenga el pan espiritual también. Para que alimento espiritual alcance a sus corazones, a su comprensión, que entiendan donde está Dios. No está en política, está en persecuciones, en calumnia. "Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros". (Mateo, V:12). Está claro que el galardón será.
Con eso, pedimos que Dios nos ayude servir a Él como sirvieron los Apóstoles. Aún mejor que Apóstoles, ya que debemos aprender en sus faltas. No debemos en los momentos difíciles traicionar a nuestro maestro espiritual, no debemos traicionar al Señor en esto, traicionar a Jesucristo. Debemos seguir sinceramente a todo que oimos en Santo Evangelio, como nos inspiran nuestros santos.
Que Dios nos bendiga por nuestras oraciones. Que Dios nos bendiga con Sus cinco panes que nosotros nos satisfagamos y satisfagamos a otros y con dos peces que nosotros nos satisfagamos y satisfagamos a otros. Dios, descienda a nosotros con Tu espíritu Santo y bendiganos, Dios. Gloria a Tú, Dios, gloria a Tú, Dios, gloria a Tú, Dios por esta comunicación y por esta ser contigo.
En el nombre del padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Amén.
¡Gloria a Jesucristo!
|
|
Apóstol (Corintios, 1 :10-18):
1
10 Os ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
que todos os pongáis de acuerdo, y que no haya divisiones entre vosotros,
sino que estéis enteramente unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer.
11 Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos,
por los de Cloé, que hay contiendas entre vosotros.
12 Me refiero a que cada uno de vosotros dice:
Yo soy de Pablo, yo de Apolos, yo de Cefas, yo de Cristo.
13 ¿Está dividido Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado
por vosotros?
¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?
14 Doy gracias a Dios que no bauticé a ninguno de vosotros,
excepto a Crispo y a Gayo,
15 para que nadie diga que fuisteis bautizados en mi nombre.
16 También bauticé a los de la casa de Estéfanas; por
lo demás, no sé si bauticé a algún otro.
17 Pues Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar el
evangelio, no con palabras elocuentes,
para que no se haga vana la cruz de Cristo.
18 Porque la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden,
pero para nosotros los salvos es poder de Dios.
Evangile (Mateo, 14:14-22):
14
14 Y al desembarcar, vio una gran multitud, y tuvo compasión de
ellos y sanó a sus enfermos.
15 Al atardecer se le acercaron los discípulos, diciendo: El
lugar está desierto y la hora es ya avanzada;
despide, pues, a las multitudes para que vayan a las aldeas y se compren alimentos.
16 Pero Jesús les dijo: No hay necesidad de que se vayan; dadles
vosotros de comer.
17 Entonces ellos le dijeron*: No tenemos aquí más que cinco
panes y dos peces.
18 El les dijo: Traédmelos acá.
19 Y ordenando a la muchedumbre que se recostara sobre la hierba,
tomó los cinco panes y los dos peces,
y levantando los ojos al cielo, bendijo los alimentos , y partiendo los panes, se
los dio a los discípulos
y los discípulos a la multitud.
20 Y comieron todos y se saciaron. Y recogieron lo que sobró de
los pedazos: doce cestas llenas.
21 Y los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las
mujeres y los niños.
22 Enseguida hizo que los discípulos subieran a la barca y fueran
delante de El a la otra orilla,
mientras El despedía a la multitud.
|
