|
Gloria a Jesucristo, queridos hermanos y hermanas!
Les felicito con la Santa Comunión del Cuerpo y la Sangre del Señor, para que el Señor esté en ustedes y en sus buenas obras se manifieste en este mundo.
Hoy hemos escuchado el Santo Evangelio (Mateo, XIX: 16-26), un texto muy simple. Pero no era simple resolver una cuestión para aquel hombre rico, un joven rico que quería ser redimido. Entonces vino uno y le dijo: "Todo esto lo he guardado; ¿qué me falta todavía?" pues, "Maestro bueno, ¿qué más tengo que hacer para tener la vida eterna, ya que mandamientos ya hago?" En otras palabras, era poco a él lo que guardaba mandamientos. Jesús dijo: Bueno, Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Pero el joven no pudo ir a esa medida, porque no tenía fe en que si vender y distribuir a la gente la riqueza pudo realmente entrar en el reino de Dios. Él no entendía. Y se fue triste, porque su nivel era muy imperfecto, aunque guardaba los Diez Mandamientos. Guardaba los mandamientos, era justo, al parecer, pero no podía seguir a Dios, porque no se sentía en Jesús, que era Dios.
No todo el mundo sentía que Jesús era Dios. En primer lugar, él había seguido sólo doce apóstoles, que sentían en él un ministerio de gran vocación. Luego junto a él aparecieron un poco otros alumnos, número setenta, que luego lo traicionaron y se fueron. Y como vemos también cinco mil personas que le siguieron - sí, le amaban mucho, pero que seguían temporalmente a los milagros, a curaciones que Dios les dio. Ellos, al recibir la curación, no iban a seguir a Dios. No querían ir a servirle, no ibam a cambiar sus vidas. Ellos sólo querían estar más sanos, debido a que sus pecados les hizo mal físicamente también. Vemos que el espíritu de consumidor estaba en la gente. Y en la gente en la cual este espíritu consumidor es desarrollado mucho, estas personas no pueden redimirse, sólo piensan en su bienestar material. Pueden guardar diez mandamientos y piensar que se salvan, pero en realidad es muy difícil salvarse para ellos. "Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿quién podrá salvarse? Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible".
Así que vamos a hacer todo con Dios, comencemos todo con Dios, recordemos que Dios existe en tu vida. Y así: "Dios, perdóname y bendigame esta cosa, si le agrada a Ti, bendigame el principio y el fin". Es decir, sales de casa por la mañana - pide a Dios por todo y cuando te acuestas entrega tu alma alma en las manos de Dios. Tratad de seguir a Jesús no sólo en palabras o en su mente, pero en sus obras, es decir, para seguir y desarrollar Su reino desde es adentro tuyo. Y que estemos aquellos a quienes Dios ha llamado y le seguimos. No estemos tristes, que estamos ricos, que hemos ganado mucho, hemos que que tener cuidado de eso y es muy difícil salvarse para nosotros.
Así que vamos a trabajar sinceramente, ya que el tiempo de la sinceridad se acerca. Y cada uno será puesto a prueba cual es su sonceridad de seguir a Dios. Usted ve, no la persona que guarda los mandamientos de Dios sino la persona que sigue con sinceramente a Dios y cumple todo lo que le confia. Así que Dios nos bendiga a todos nosotros ser no como el joven que se alejó de Dios, como los apóstoles y otros que siempre siguió a Dios. Y perdieron nada, sólo encontraron , como dijo Cristo, cien veces más. Y se puede decir que un millón de veces, porque encontraron el cielo, encontraron altos niveles de la estancia en el Reino de Dios, donde también pueden rezar por nosotros, por lo que no sean tales como el joven rico que se fue de Señor.
Gloria a Jesucristo!
|
|
Apóstol (1 Corintios, 15 :1-11):
15
1 Ahora os hago saber, hermanos, el evangelio que os prediqué,
el cual también recibisteis, en el cual también estáis firmes,
2 por el cual también sois salvos, si retenéis la palabra que
os prediqué, a no ser que hayáis creído en vano.
3 Porque yo os entregué en primer lugar lo mismo que recibí:
que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;
4 que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a
las Escrituras;
5 que se apareció a Cefas y después a los doce;
6 luego se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la
mayoría de los cuales viven aún, pero algunos ya duermen;
7 después se apareció a Jacobo, luego a todos los
apóstoles,
8 y al último de todos, como a uno nacido fuera de tiempo, se
me apareció también a mí.
9 Porque yo soy el más insignificante de los apóstoles, que no
soy digno de ser llamado apóstol, pues perseguí a la iglesia de Dios.
10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para
conmigo no resultó vana; antes bien he trabajado mucho más que todos ellos,
aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí.
11 Sin embargo, haya sido yo o ellos, así predicamos y así
creísteis.
Evangile (Mateo 19:16-26):
19
16 Y he aquí se le acercó uno y dijo: Maestro, ¿qué bien haré
para obtener la vida eterna?
17 Y El le dijo: ¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno?
Sólo Uno es bueno; pero si deseas entrar en la vida, guarda los
mandamientos.
18 El le dijo*: ¿Cuáles? Y Jesús respondió: NO MATARAS; NO
COMETERAS ADULTERIO; NO HURTARAS; NO DARAS FALSO TESTIMONIO;
19 HONRA A tu PADRE Y A tu MADRE; y AMARAS A TU PROJIMO COMO A
TI MISMO.
20 El joven le dijo: Todo esto lo he guardado; ¿qué me falta
todavía?
21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que
posees y da a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme.
22 Pero al oír el joven estas palabras, se fue triste, porque
era dueño de muchos bienes.
23 Y Jesús dijo a sus discípulos: En verdad os digo que es
difícil que un rico entre en el reino de los cielos.
24 Y otra vez os digo que es más fácil que un camello pase por
el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios.
25 Al oír esto, los discípulos estaban llenos de asombro, y
decían: Entonces, ¿quién podrá salvarse?
26 Pero Jesús, mirándolos, les dijo: Para los hombres eso es
imposible, pero para Dios todo es posible.
|
